Día 7: El largo viaje de Kathmandu a Agra

El despertador sonó y terminamos de cerrar las mochilas. Nos esperaba un largo día y mi estado no era nada bueno. 
En el hotel nos habían preparado el desayuno para llevar en una bolsa tipo picnic del comedor del cole y fuimos al aeropuerto con el transfer que habíamos contratado con ellos.

Definitivamente yo no estaba bien, tuve que ir al baño varias veces y todas fueron horribles. Además el aeropuerto de Kathmandu es pequeñito y hace frío, así que ir al baño no era nada agradable en ningún sentido.

En u principio nos tuvieron esperando en una especie de sala común a todas las puertas de embarque y luego nos metieron en otra sala de espera, pero esta vez exclusiva de nuestro vuelo.Lo malo de esta segunda sala de espera es que no había baño... aunque por suerte subimos al avión rápido.
Nos volvieron a poner un buen desayuno a bordo, que yo apenas pude catar. En este vuelo de vuelta tuvimos mala suerte con el asiento, porque desde nuestro lado no se veía nada y el piloto iba explicando cuáles eran los picos del Himalaya que se veían desde las otras ventanillas del avión.

Aterrizamos en Delhi y de nuevo me tocó ir al baño rápido. Hicimos los trámites aduaneros, cambiamos las rupees de Nepal hicimos un poco de tiempo en el aeropuerto, ya que teníamos tiempo de sobra hasta la hora de coger el tren en Nizamuddin. En teoría, y según el mapa de metro que nos dieron en el Smyle Inn, en esta estación de trenes había un metro cercano (y según Google Maps, también, lo podéis ver aquí, esquina superior derecha)

Fuente: Google Maps
Pero no. Cogimos la línea especial del aeropuerto y le preguntamos a la taquillera cómo llegar hasta Nizamuddin y nos dijo que teníamos que ir hasta New Delhi Station. Como la línea del aeropuerto es especial, nos pareció normal tener que salir y pagar de nuevo para usar las líneas regulares del suburbano.

Cuando llegamos a New Delhi Station, el mareo en las taquillas fue monumental. Ya os expliqué en el post del metro de Delhi cómo funcionan las taquillas por los distintos importes... pues bien, nos tuvimos que reconocer varias veces porque o bien dábamos con una taquillera que no hablaba inglés, o después resultaba que estábamos en la del importe incorrecto... Finalmente dimos con una taquillera muy maja que nos explicó cuál era la estación de metro más cercana, porque esa supuesta estación de  metro de Nizamuddin no existía. Ya desde esa estación nos las tendríamos que arreglar...

Pues nada, para allá que fuimos. A todo esto, el metro estaba hasta la bandera de gente, yo en un estado lamentable, cargando con la mochila... un show.

Llegamos a la estación "cercana" el metro y cuando pasamos por un puente que va por encima de la autopista... vemos a un hombre subido en un elefante, tan ricamente entre los coches! "This is Delhi".

Salimos de la estación y en seguida nos abordan los conductores de tuk tuk. Uno de ellos nos dice que por 20 rupees cada uno, nos lleva a Nizamuddin. Nos parece un precio fantástico y nos vamos con él. Al llegar al tuk tuk, descubro que... tienen "maletero" en la parte de atrás! y ahí metemos nuestras mochilas. De repente el conductor desaparece y nos deja ahí metidos, esperando...¿?
Pues regresa con más pasajeros!! Ay incrédula de mí, que nos iba a dar ese precio maravilloso por el trayecto así porque si... ja-ja. En total íbamos 5 pasajeros con sus respectivos equipajes más el conductor. 6 personas en total, yo no sé ni cómo podía conducir el hombre!!

Debíamos tener un aspecto exterior algo así:

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Yo iba apretujada entre un indio y Diego y el conductor tenía que conducir con los hombros encogidos... Increíble!!

Llegamos a la estación de trenes de Nizamuddin y vemos que efectivamente hay una boca de metro... en construcción! De nuevo nos metemos por el medio de una amalgama de gente, puestos, coches, tuk tuks... mezclado con gritos, claxon, equipajes, perros... Locurita total.

Localizamos nuestro tren, aparcado en el andén correspondiente y decidimos esperar ahí mismo, ya que la sala de espera era horrible, todo el rato con los anuncios de llegadas y salidas de tren en plan "ta-taaaaaan" (aquí os dejo el audio del famoso ta-taaaaaan!!)


Sorprendentemente, encontramos nuestro vagón a la primera. Yo me quedé sentada en un banco, al lado de una familia que tenía dos niños y Diego se fue a comprarse un mechero. En el rato que me quedé sola, me vinieron a pedir tres personas.. les di algo de la comida que llevábamos, y se fueron súper agradecidos, que penita...
Diego regresó con su mechero y una samosa que se había comprado en un puesto. Tenía una pin ta estupenda. pero yo no podía ni probarla. 

Anunciaron por megafonía que podíamos subir a nuestros sitios en el vagón. La primera impresión fue como... buff!! pero de verdad luego viajamos estupendamente en nuestro compartimento de literas. Cuando realicé la reserva, como os expliqué en el post de información útil, apartado de transportes internos, cogí litera arriba y litera abajo, para así estar más cómodos y no viajar con pinrreles colgando del pasajero de arriba. 
En las literas nos encontramos mantas y almohadas preparadas y luego pasarían con las sábanas empaquetadas en papel. El recorrido total del tren era como de 2500 km y tardaba 4 días en llegar a destino, por eso el tren era full equipped. Teníamos espejo, enchufes para cargar el móvil, mesita, ventilador a modo de A/C, cortinillas para darte intimidad... En teoría, la clase de nuestros billetes es de lo mejorcito y la verdad es que la gente que viajaba con nosotros era bastante civilizada y educada.


Durante el trayecto había bastante trasiego de vendedores de comida, café, snacks, guarres en plan patatas fritas, gusanillos... cuando vino el vendedor de guarres yo creía que venían a recoger basura porque llevaba las bolsas metidas en una bolsa de basura gigante!

En nuestro compartimento venía un señor mayor, súper entrañable, profesor jubilado, que estuvo hablando con Diego bastante. Nos dio manzanas de su huerto, nos ofreció sus chanclas para ir al cuarto de baño... A Diego le contó cómo había conocido a su mujer, nos habló de su familia... Estaba tan agusto el hombre! Su hijo viajaba en otro compartimento y venía de cuando en cuando a ver cómo estaba, pero él le insistía que no se preocupara, que iba fenomenal con nuestra compañía.

Yo estaba molidísima. No me encontraba nada bien, a parte de la paliza de viaje, apenas había comido nada, así que aproveché la litera para dormir. Me desperté para ir al baño y agradecí enormemente llevar mascarilla.

Hicimos parada intermedia y llegó una pareja de señores mayores que ocuparon las literas de arriba del señor y en el pasillo. 

Cuando llegamos a Agra, nos despedimos del señor, que nos deseó suerte. Qué maravilla de persona. En la estación, como no, caos de nuevo. A pesar de haber contratado transfer con el hotel, allí no había nadie esperando, así que cogimos el tuk tuk. Agra estaba súper contaminada y llena de vacas por todos los lados.

Cuando llegamos al hotel no lo podía creer. Fuimos a la habitación (que olía como a tubo de escape... yo creo que era por la contaminación tan enorme que había en la ciudad) y me puse en contacto con el seguro para ir al médico al día siguiente, Estaba tan agotada que lo único que me apetecía era ducharme y acostarme. 

Por primera vez en mi vida, caté el servicio de habitaciones de un hotel. Pedí un pescado que estaba bien bueno y me dio la vida. 
Después de la cena, nos acostamos.

Para mí esta jornada fue un día de superación personal. Haber conseguido llegar a Agra en mi estado fue como un milagro!!




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(C) 2019 Cristina Díaz del Campo 

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