Día 11: Amber Palace & Jal Mahal (con parada forzosa en fábrica de textiles), paseo por Jaipur y Bazares, BBQ Nation y repetimos Peackock

¡Qué bien se duerme en una cama gigante! El desayuno de este día me gustó mucho: porridge y una especie de chapati con yogur, la fruta habitual y por supuesto, Chai Masala.

El plan de hoy era visitar Amber, una localidad a 11 km de Jaipur donde se encuentra el complejo de Amber Palace. Para ir hasta allí pensamos que lo mejor sería coger un tuk tuk, así que cuando salimos del Guest House el objetivo era encontrar uno, y por supuesto, acordar un precio con el conductor.

No tardamos en encontrar la solución. Cerca del restaurante Peakock habíamos visto que solía haber tuk tuks a la espera de clientes y enseguida llegó uno a ofrecernos por 600 rupees el transporte hasta Amber y esperarnos hasta que termináramos la visita, eso sí, con "parada técnica" en una fábrica de textiles para enseñarnos no sé qué y blablabla. Nos pareció un precio justo y aceptamos.

El conductor nos dejó en la parte de abajo del palacio y nos dijo que nos esperaría en el parking de tuk tuks. Como os podéis imaginar estaba llenísimo de tuk tuks, así que le saqué una foto al nuestro, para luego facilitar la búsqueda cuando regresásemos.



El fuerte y Palacio Amber fue mandado construir a finales del siglo XVI por Man Singh. Este palacio- fortaleza se sitúa en una colina desde la que se domina toda la zona y las vistas que hay son impresionantes. También se puede visualizar otros fuerte, el Jaigarh Fort, cuya entrada venía incluida con el precio que pagamos para ver el City Palace de Jaipur. No fuimos a visitarlo porque según habíamos investigado, el que realmente merecía la pena de visitar era el de Amber.



Para acceder al fuerte hay que subir por unas rampas de piedra y escaleras. A los lados parecía un mercadillo, lleno de gente vendiendo de todo... y pidiendo también, claro. 


La entrada nos costó 500 rupees y ... sorpresa! aquí, en esta taquilla sí que vendían el "composite ticket" que yo había estado mirando para entrar a varios monumentos.

Dentro del palacio hay estancias muy bonitas, pero sin duda, lo mejor, son las vistas.


Dentro del palacio estuvimos recorriendo las estancias, todas con lujosas decoraciones y la verdad que todo muy bien cuidado. Se recomienda que por lo menos se utilice una hora para recorrer el Palacio completo.

 

Detalle de mármol labrado
Patio interior
Detalle de los techos


Después de la visita, bajamos de nuevo a la zona del parking de tuk tuks y milagrosamente encontramos a nuestro conductor a la primera. Nos dijo que teníamos que pagar 20 rupees por el parking (que al cambio en verdad es una miseria, pero me sentó mal por el hecho de no habérnoslo contado antes.

En nuestra vuelta a Jaipur hicimos parada  para contemplar el Jal Mahal, que es un palacete situado en medio de un lago, que los maharajás utilizaban como pabellón de caza. No se puede visitar por dentro, pero sí aprovechamos para fotografiarlo.



En los alrededores encontraréis puestos que venden un poco de todo y bancos para sentarse. Josto cuando estaba sacando las fotos, un montón de patos echaron a volar... súper chulo!!

Y después de ver lo que queríamos ver, llegó la parte bizarra de la visita contratada. Como ya os expliqué, nuestro tour incluía una visita a una tienda de textiles. Por el camino (oh, qué casualidad) nos encontramos con el indio que nos "vendió" el tour y se subió en el tuk tuk junto al conductor.
Nos metimos por una zona de casas muy humildes y calles sin asfaltar. Llegamos a una casa y el indio se puso a gritar "cha-chaa!!" (a posteriori he averiguado que significa "tío", luego, nos llevaron al negocio familiar claramente.

Salió un señor que nos enseñó donde tiñen los tejidos y nos explicó el proceso. De esta parte no tengo fotos, seguro que nos las habrían "cobrado". Utilizan cubetas con agua en primer lugar donde añaden colorantes de hierbas y productos naturales que son respetuosos con la piel. Luego hierven los tejidos sumergidos en esos tintes durante 4 ó 5 horas para que se impregnen del color. Nos comentó que empleaban a gente del campo para darles una oportunidad laboral (en verdad eso no sabemos si era verdad o se trataba de una estrategia para ablandarnos el corazón uy que comprásemos...) Después nos llevó a la tienda, donde, qué casualidad, unos turistas australianos con rastas se estaban comprando un traje y mil camisas.... aunque después salieran de la tienda con una mini bolsa... ¿serían un gancho? En cualquier caso, no compramos nada, a pesar de la insistencia. Dimos las gracias por enseñarnos todo y nos fuimos.

Le dijimos al conductor del tuk tuk que nos llevara a la Pink City. Durante el trayecto quiso pararnos en otras dos tiendas... ¡Qué insistencia! y yo sólo deseaba bajarme ya del tuk tuk e ir a mi aire!!

Antes de ir a comer, decidimos dar una vuelta por Jaipur. Fuimos a visitar un parque, pero la verdad es que no estaba muy bien cuidado. Era una zona por la que no había ningún turista e íbamos despertando la atención de la gente, sobre todo de los más pequeños. Dentro del parque había unas puertas muy bonitas, aunque también mal conservadas.



Me encantan los anuncios de publicidad en hindi.. y sus protagonistas


Por esta zona, vimos un montonero de vacas! De hecho nos cruzamos con un rebaño de ellas 



Después de nuestro paseo, llegó la hora de comer y decidimos coger un tuk tuk para que nos llevase a la zona del cine donde habíamos cenado el día anterior. En esta ocasión, el conductor del tuk tuk nos llevó con  suma delicadeza dentro del caótico tráfico de Jaipur y además era un hombre que me recordó instantáneamente a mi profesor de Inglés de la academia, Ashton Campion!

Diego quería que hubiésemos comido en el McDonalds...


Además, en la carta, como veis, hay especialidades propias del país... pero a mi no me convencía nada la idea y fuimos a un sitio que se llamaba BBQ Nation que la verdad es que es una pena no haber tenido el estómago un poco mejor para poder disfrutarlo. Es un sitio para ir con hambre, ya que es buffet, y puedes elegir opción vegetariana o carne. Los entrantes son pinchitos que se cocinan en un brasero en la propia mesa y después hay buffet de platos y postres. Muy rico todo en un local limpio y con comida muy buena.

Después de la comida, volvimos a la zona de los bazares, dando un paseo por "la milla de oro de Jaipur"





Por todas partes, anuncios con este señor...
¿quién será? ¿El George Clooney hindú?

Esta vez por los bazares fuimos por la zona de libros, baterías de cocina (Me encantaron los "Wedding Set" con la foto de la pareja feliz en la caja, la cual contenía todos los cacharros necesarios para montar una buena cocina... lástima que no les saqué una foto!) En algunas tiendas de "menaje del hogar" había altas concentraciones de gente ¿estarían preparando una boda?

También pasamos por una zona que vendía artículos como de fontanería... y una tienda que vendía esto:
Mini WC y mini lavabos... ¿para qué sirven?
Fuimos en busca del imán de India (siempre en todos los viajes de lugares que visitamos quiero un imán para la nevera) que, sorprendentemente no encontramos (bueno sí, pero nos lo querían cobrar caros y no dieron pie al regateo...)

Después de los últimos paseos, anocheció y comenzamos a desandar el camino. Encontramos un templo hindú, con la música a todo trapo (no sabemos si esa es la manera de llamar a los fieles, pero la música me gustaba)



Y si en Delhi vimos un elefante por la autopista, pues en Jaipur, en pleno Rajastán, ¿qué podemos ver entre el tráfico de la ciudad? ¡Pues un camello!




Incredible Indian moment!! 
Cogimos un tuk tuk, porque Diego ya estaba cansado y nos dirigimos al Guest House. Decidimos repetir en el Peakock porque, a parte de estar al lado de nuestro alojamiento, Diego disfrutó de la cena cuando fuimos y decidimos darle otra oportunidad.


Esta vez, acertamos, además nos sentaron en la planta de abajo, que tiene una decoración súper bonita. Diego pidió un pollo afgano que estaba delicioso, con salsa de anacardo y menta y yo, que ya tenía el estómago algo mejor, me atreví con Malay Kofta que me supo a gloria.
Tuvimos un pequeño percance con el plato de Diego y es que uno de los trozos de pollo estaba crudo por dentro... cuando lo dijimos al camarero, vino en Jefe de Sala, que se disculpó mil veces y nos invitaron a Gulab Jamun, un postre típico del invierno en India, que son como pollitos sumergidos en almíbar. Lo mejor fue que en la cuenta no nos cobraron el plato. Este local está muy bien valorado y cuidan a los clientes!

Después volvimos al Guest House a prepararnos con calma. Nuestro vuelo a Delhi era a las 13 y no había necesidad de madrugar... genial!!



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(C) 2019 Cristina Díaz del Campo 

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