VUELTA A PHUKET - PATONG

Después de nuestros maravillosos días (sobre todo el día del Long Boat) en Phi Phi, tocaba hacer petate y movernos de nuevo. Esta vez, Patong era el siguiente destino. Elegimos venir aquí para celebrar la Nochevieja, pero en verdad fue el sitio que más me marcó de los que visitamos en Tailandia, pero en el sentido de encontrarnos con otro tipo de turismo y la otra cara del país.

Si buscas cachondeo, Patong es tu sitio, desde luego. Hay muchísimos locales de copas, restaurantes, bares de chicas go-go's bailando sobre barras, ladyboys por la calle, gente anunciando locales de ping pong show continuamente... y turismo sexual, claro, se veía cada "pareja" por la calle, de guirs con aspecto espantoso con muchachas monísimas y jovencísimas. Como ya os digo, la otra Tailandia.

Para llegar hasta Patong vinimos en Van compartida en un transfer que ya teníamos contratado con la misma compañía del ferry y que nos dejó en la puerta del alojamiento que teníamos en Patong

http://www.thailand-ticket.de/Phuket-Hotel-Buchen/karten-maps/

La localidad tiene una playa chula, en forma de media luna, con un paseo marítimo súper animado y lleno de locales con tiendas, restaurantes, heladerías... Paralelamente, como veis en el mapa, hay una calle llamada Rat-U-Thit en la que también encontramos mucho jaleo, muchos locales, restaurantes, negocios de masajes, etc etc. Justo en la parte central se encuentra el Soi Bangla, el centro neurálgico del ocio, donde la concentración de bares, discotecas y salas por metro cuadrado es impresionante.
Un poco más al sur se encuentra el Patong Resort, cuyo Centro Comercial subterráneo quedo inundado en cuestión de segundos en el fatídico tsunami de 2004.

Bueno, pues mi primer encontronazo con Patong ocurrió cuando llegamos al alojamiento. Situado en un callejón que daba a Rat-U-Thit, se trataba de un Guest House que buscó Diego... que de verdad, un asco de sitio!!!!! La historia es que tenía muy buenas reviews en TripAdvisor y nos costó baratísimo... pero no era la idea que yo tenía para pasar la Nochevieja. El sitio en cuestión se llama Vech Guesthouse
Después de hacer el check-in, subimos a la habitación y nos encontramos a una tailandesa con una caja vendiendo cervezas en la escalera.... Aquello no me moló nada, me pareció muyyyyy raro.
Nos encontramos con una habitación con camas separadas, sábanas sucias, cortinas mugrientas, baño con moho y sin agua caliente, puerta con cerradura de dudosa seguridad, ventanas que daban a un pasillo en plan corrala.... menudo tugurio!!!! No voy a negar lo que pasó, que me pillé un disgusto del 13, tanto, que Diego me dijo que fuéramos a buscar otro hotel, pero claro, imposible, un 31 de Diciembre, en los hoteles quedaban suites de mega lujo, así que no me quedó más remedio que resignarme y pensar que eran dos noches, usar las fundas de almohada y una bajera que me había llevado (menos mal!!!!!) y dormir con manga y pantalones largos para no morir del asco. Si hasta por la noche había cachondeo de putiferio!! 

La siguiente "maravilla" con la que nos obsequió Patong fue que Diego pagó cara su osadía y valentía con la cocina tailandesa (quizá yo creo más bien con el arroz que comimos el día anterior en la excursión por las islas Phi Phi) y la temida diarrea del viajero llegó para él, en concreto por la noche.

De todas maneras, intentamos aprovechar nuestra estancia en Patong al máximo.
Después de dejar nuestro equipaje en el "maravilloso" alojamiento, lo primero que hicimos fue intentar buscar otro sitio para dormir, cosa que fue imposible, como ya os dije antes. Así que fuimos a comer e investigar la zona.

Primero fuimos a Bangla Road, la calle más famosa y camaleónica de Patong. De día tiene un aspecto, de noche otro diferente, pero en ningún momento duerme. Por el día, hasta las 18 horas, tiene circulación de vehículos y los bares están abiertos, pero hay otro tipo de atmósfera, que es lo que nosotros nos encontramos en  primer momento.


Atravesamos la calle, como ya os digo, llena de bares y locales hasta llegar a la zona del paseo marítimo, plagado de tiendas por todos los lados. Pensamos que podría ser un buen momento para darnos un masaje tailandés y así hicimos. Buscamos un sitio (los hay a patadas, la verdad) y allá que fuimos. ¿Habéis visto la serie Better call Saul? ¿El sitio de manicura con el agua de pepino? Pues eso mismo nos dieron después del masaje!!


Lo que ocurrió nunca se me olvidará. Entramos y nos preguntaron que tipo de masaje queríamos. Diego pidió cuello y espalda, yo fui más precavida y me pedí pies y piernas. A Diego le subieron a la planta de arriba y yo me quedé abajo. Mi experiencia fue que en algunos momentos, el masaje no resultaba placentero... más bien hacía daño, pero mi masajista era muy prudente y me iba preguntando de cuando en cuando si estaba bien. Recuerdo que primero me lavaron pies y piernas después vino el masaje. El señor que estaba en el sillón tumbona con estampado ochentero (se ven sus pies detrás de Diego) estaba dormido y roncaba como si ni hubiese un mañana. La verdad es que me dejaron los pies como nuevos, me encantó!!
En cuanto a Diego.... yo desde abajo oía quejidos y gritos y cuando bajó, y mientras nos tomábamos el agua de pepino, me contó que había sufrido mucho, que le habían dejado como nuevo, pero había tenido momentos de ... me parte en dos! con la tailandesa subido encima de él mientras le doblaba, tiraba de su espalda y le crujía todo. Aún ahora escribiendo el post, me acuerdo del momento perfectamente, jajajajaj!!! A pesar de lo que podáis pensar, si vais a Tailandia, os tenéis que dar un masaje, son baratísimos!!! Y saben lo que hacen!!

Seguimos con nuestro paseo de reconocimiento por la zona


Vimos la torre más alta de Patong (Patong Tower) Y nos compramos un helado artesano de los que te hacen en el momento del sabor que quieras. Volvimos hacia Bangla Road otra vez, para dirigirnos hacia Rat-U-Thit


La idea era volver al alojamiento para descansar para la noche, y celebrar la entrada al Año Nuevo.
Aquí abajo veis uno de los locales de Rat-U-Thit... seguro que aquí daban otro tipo de "masajes", jajajaj


Diego empezó a encontrarse mal. Estuvimos en el alojamiento descansando (o más bien intentando descansar) y ya por la noche nos arreglamos para salir


La foto de la derecha es en el único rincón aceptable de nuestro antro de hotel para hacerme una foto... la segunda es mi reflejo en el espejo, y de fondo veis la cama donde dormía yo, con MI bajera y MI funda de almohada... que hasta allí llegaron.... no sé qué habrá sido de ellas.

Buscamos un sitio para cenar y encontramos un restaurante en la playa, así que cenamos con los pies en la arena!! Después, cuando se aproximaba la media noche, fue muy bonito. La gente ponía farolillos en el cielo, y hubo un momento en que se llenó, y parecía que estuviera plagado de estrellas. 




Después de media noche, comenzaron los fuegos artificiales


Estuvimos viendo los fuegos artificiales un rato, sentados en la playa y conversando con unos australianos que conocimos. Y luego empezó lo divertido. Todo el mundo tirándose serpentinas y nieve de spray... pero a muerte!!!! Había vendedores por todas partes y era como una especie de guerra por todo Bangla Road!!! Incluso el olor a spray era súper fuerte, porque todo el mundo iba con botes echándose encima nieve o serpentinas.


Estuvimos tomando algo, rodeados de personajes nocturnos, gente con unas pintas... la chica que nos puso las cervezas estaba hecha polvo, demacradita la pobre... supongo que si tu vida gira en torno a Bangla Road, no puedes tener un aspecto muy saludable...

No nos fuimos a dormir tarde. Diego no estaba al 100%, así que nos retiramos a una hora prudente y según me dijo Diego, caí dormida en mi cama en 3, 2, 1. No me enteré de nada, pero según él, nuestro hotel puti-club tuvo bastante juerga nocturna por los pasillos de la corrala, hasta altas horas de la madrugada... benditos tapones y bendito despertar cual rosa al día siguiente!!!

SIGUE NUESTRAS AVENTURAS EN EL SIGUIENTE POST DE TAILANDIA:


No se permite la reproducción total o parcial de ninguno de los contenidos o imágenes de este post.

(C) 2018 Cristina Díaz del Campo 

No hay comentarios:

Publicar un comentario