Después de recoger nuestras mochilas, salimos de la terminal. Nuestro pobre conductor llevaba esperándonos mucho tiempo... nuestro avión se había retrasado tanto!! y aunque avisamos vía email que íbamos a llegar tarde, hasta que finalmente despegamos, pasó un señor rato.
Ver el cielo azul y sin el terrible smog de Delhi fue como una bendición, aunque como ya os he contado en el post de preparativos, Kathmandu también soporta bastante contaminación causada por el tráfico rodado y en nuestro viaje, además coincidió con la estación seca...
A pesar de no llegar a los niveles de Delhi, en Kathmandu también nos encontramos con una ciudad llena de tráfico, por lo que demoramos un poco en llegar al hotel. Nuestro conductor era súper majo, hablaba bastante bien inglés y tuvimos una conversación muy amena hasta llegar al alojamiento. Las preguntas comodín que te va a hacer todo el mundo en Nepal son. ¿cuánto tiempo te quedas? ¿vas a hacer algún trekking? Y es que la gran mayoría de gente que viaja a Nepal tiene como finalidad en algún momento acercarse al Himalaya... nuestra asignatura pendiente!! Eso sí, el Valle quedó bien recorrido.
Cuando abrimos la habitación del hotel, quedamos encantados! Luminosa, espaciosa y con un señor baño con bañera! No nos lo podíamos creer!! (Podéis leer un poquito más sobre nuestro hotel en el post de Información para viajar a Nepal).
Dejamos nuestras mochilas y bajamos a la calle a pasear por Thamel, que es el centro de Nepal. La zona en la que se encontraba nuestro hotel era muy tranquila, con suelo empedrado, restaurantes y tiendecitas... nos recordó mucho al centro de Chiang Mai (Tailandia)... aunque en cuanto salimos a la calle ancha, ¡todo cambió! Thamel está súper animado por el día. Hay mogollón de tiendas y mogollón de gente caminando y sorteando motos, taxis y bicicletas (que son los vehículos que más vais a ver en Kathmandu). A veces parece imposible que quepan todos por el mismo sitio, pero sí, ¡¡sí caben!!
Según hemos leído, hasta la llegada masiva de turismo y la introducción de vehículos, Kathmandu era una ciudad muy agradable, de ambiente muy hippie, cosa que ya no es así... No he tenido la oportunidad de visitar la ciudad antes y no puedo comparar, pero sí puedo decir que a nosotros nos gustó mucho, tiene un encanto especial y sus gentes son súper agradables y cercanas con el viajero!
En nuestras primeras horas en la capital nepalí, decidimos perdernos por sus calles y explorar un poco la zona. Nuestra primera parada interesante fue esta estupa:
En la plaza donde se encontraba esta pequeña estupa (así se llaman a los templos budistas en Nepal) había un montón de bares y restaurantes. Como curiosidad os voy a contar algo que no sabía hasta que viajamos a Nepal. En la parte superior de la estupa, veréis que está pintada la "cara de Buda".... pues no!
Lo que están representado en verdad son los ojos de Buda, que en verdad son tres: los ojos que ven el mundo material o exterior y el tercer ojo, que es el ojo de la sabiduría, o también llamado por el budismo, Dhamma que significa "la verdad de la vida que Buda enseñó a sus seguidores". Ese símbolo que a nosotros los occidentales nos parece la "nariz" de Buda, en verdad representa el número 1 (es el caracter que en Nepal se utiliza para este número) que simboliza la unidad de todas las cosas y también el único camino para alcanzar la iluminación a través de las enseñanzas de Buda.
También hay que fijarse que en todas las estupas, los Tres Ojos de Buda aparecen mirando en las 4 direcciones. Se ven en los 4 lados porque simboliza la omnisciencia (todo lo ve) de Buda.
Recorrer Thamel nos llevará a descubrir pequeñas estupas y símbolos budistas en fachadas, rincones, pequeñas plazas... Una chulada.
Nuestro primer paseo nos llevó a descubrir rincones con encanto, como la fachada de este hotel:
Y sobre todo perdernos en animadas callecitas llenas de comercios y gente. Los vendedores nepalíes os dejarán en paz, no son igual de agresivos que en la India.
Vimos muchísimas tiendas de ropa de montaña, así que comprar equitación para hacer un trekking, no es problema.
En nuestro paseo pasamos al lado de un parque y me quedé flipando con la concentración de pájaros que había en un árbol de un parque. Os dejo el vídeo, no se ve nada por la luz, pero escuchad el sonido! Impresionante!!
Como el estómago nos rugía un poco, volvimos a la plaza de la estupa, ya que allí habíamos visto bares, y entramos a merendar... unos momos!!
Los momos son una especie de raviolis tibetanos, deliciosos, pueden estar rellenos de pollo, de verduras, carne de búfalo o patatas. Los de la foto son de pollo, estaban buenísimos. Y como no, una cervecita nacional, en este caso probé la Everest, servida en botellas grandes de 600 ml.
Al caer la noche, en la época que nosotros viajamos, hace frío en Nepal, y las calles se vacían de gente. Es a esta hora cuando en más ocasiones se nos acercaron personas para ofrecernos hachís... Evidentemente, nuestra respuesta fue no, gracias!
A la vuelta al hotel, cenamos en un restaurante que estaba al lado del hotel. Aquí os tengo que decir que más os vale ir bien abrigados, pues la mayoría de los locales tienen ventanales abiertos y chimeneas de madera para calentarse!! Supongo que en verano será diferente, pero cuando nosotros fuimos, nos tuvimos que abrigar bien en nuestras visitas, para ir preparados para la caída del sol, que es cuando bajaban bastante las temperaturas.
Después de la cena, a descansar, al día siguiente nos tocaba visitar la capital a tope!!
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(C) 2019 Cristina Díaz del Campo
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