DÍA 4: ILHA DE PAQUETÁ

En nuestro cuarto día en Rio, la visita programada fue la Ilha de Paquetá.

Fuente: Google Maps

Fuente: Google Maps

Esta isla se encuentra encuentra en el noreste de la Bahía de Guanabara y en realidad se trata de un barrio de la propia ciudad de Rio... aunque con muy diferente de ritmo y aspecto, ya que cuando uno llega, tiene la sensación de estar en otra época diferente. Es desaconsejable visitarla en fin de semana, ya que se encuentra muy concurrida por cariocas que van hasta allí a huir del bullicio de la ciudad.

Para llegar a la isla se tiene que tomar un barco desde la Plaça XV Novembro. El precio es súper barato (5 ó 10 reais por trayecto cuando fuimos nosotros en 2015) y el trayecto se cubre en algo menos de una hora.

Fuente: Google Maps

La isla es pequeña y puede recorrerse a pie o alquilar una bicicleta... que fue nuestra idea original, aunque nuestros planes variaron un poco por un incidente que tuvimos, que ahora os contaré.

Para llegar a la Plaça XV Novembro desde nuestro hotel, teníamos opción de llegar en ômnibus (nums 403, 413, 474 ó 484) y así hicimos. El bus iba rodeando Botafogo y no pude evitar sacar algunas fotos del Pão de Açucar desde la ventanilla! Es taaan bonito!!


Como veis hay un carril bici queda paralelo a la playa, y no es raro ver a gente corriendo o montando en bicicleta, los cariocas son gente muy deportista en general!

Al llegar a la Plaça XV Novembro, pudimos contemplar los edificios  que la rodean. Esta plaza del centro de Rio es muy importante. En ella también se encuentra la estatua del General Osório


Después nos dirigimos a los muelles, para comprar los billetes del barco. Los horarios del barco por la mañana en 2015 eran: 5.30; 6.30; 8.30 y 10.30. Nosotros fuimos en el de las diez y media, y como os digo, el billete es baratísimo.



Cuando nuestro barco zarpó, tomé algunas fotos desde el barco, que se ven bastante mal porque elk cristal de la ventanilla estaba bastante sucio. En primer lugar, el palacio de Ilha Fiscal:


Y la humareda de un buen incendio en algún sitio en la zona centro de Rio... no sabemos qué estaba ardiendo, pero la humareda era bastante considerable!!


El trayecto fue tranquilo y bonito, excepto por el incidente que me ocurrió cuando ya estábamos llegando a Paquetá y que nos marcaría un poco el resto del viaje... Resulta que al lado mía iba un señor con su perrito. En el barco la gente monta cargada de enseres, maletas y hasta mascotas, y este señor llevaba un Pincher chiquitín, muy mono, que se portó fenomenal durante el viaje... así que nada, yo le toqué en plan qué perrito más bueno y de repente... me mordió en la mano!! El mordisco no fue nada grave, me sangró un poquito y tenía las marcas de los dientes... El señor se vio muy apurado y se disculpó mil veces, pero ahí cometimos un gran error y fue no pedirle al señor los datos del perro y su vacunación antes de bajarnos del barco.

Cuando llegamos a Paquetá, lo primero que hicimos fue buscar una farmacia y comprar alcohol (o agua oxigenada, no recuerdo bien) para desinfectarme la herida y gasas para tapármela...


Así que nada, nuestra idea de alquilar bicis para recorrer la isla no pudo ser, porque con mi mano mordisqueada, no me encontraba en condiciones de llevar una bicicleta por caminos de tierra. Recorrimos la isla a pie. Nos llevó más tiempo, pero nos permitió pasear relajadamente y sacar fotos muy bonitas (a pesar del mosqueo con la mordedura del perrito...)


Aquí vemos la Iglesia del Senhor Bom Jesus do Monte, del año 1763 y una estatua en honor a los indios Tamoios, los pobladores originales de la isla antes de la llegada de los franceses y portugueses, que colonizaron la isla. 



Cerca del puerto hay una playa, llamada de los Tamoios en cuyo paseo se encuentran barbas procedentes de África. El que abraza Diego tiene cientos de años y es conocido como Maria Gorda, que dicen que hay que besar para atraer a la suerte. 

Continuamos nuestro paseo, y como podéis ver, las fotos del paisaje son espectaculares








En nuestro paseo vimos la Capilla de São Roque y dos colegios para niños de la isla. 


Finalmente llegamos a la playa da Moreninha, en el norte de la isla y una de las más frecuentadas.



Aquí se encuentra la Pedra das Moreninhas, con un mirador en la parte alta, donde aprovechamos a hacernos una foto los dos juntos! En la zona había bosque de Mata Atlântica, súper bonito, era como introducirse en la selva!! Aunque después del incidente perruno, Diego no me dejó adentrarme mucho... no os podéis imaginar la cantidad de sonidos de pájaros que se oían, tan distintos a los que se oyen por Europa!










Antes de volvernos a Rio, comimos en un restaurante de la isla. A mí me apetecía comer pescado, así que cuando pedimos la carta, Diego me dijo:  "Mira, tienen lenguado". Y fue lo que pedí, o más bien que creía que pedía. En la carta ponía "Linguiça" y para vuestra información, no es lenguado, sino un tipo de salchicha brasileña que se hace a la parrilla, muy buena! Mi cara debió ser un poema cuando me la trajeron. No hay que cometer el error de traducir las palabras al español "porque se parecen"!!

A pesar del incidente en el transbordador de ida, intentamos sacar el mayor jugo posible a nuestra visita en Paquetá.... no todos los días se está en Rio!! eso sí, si volvemos, la próxima vez no tocaré a ningún bicho y alquilaremos una bicicleta!

A la vuelta volví a aprovechar para sacar fotos en la Plaza XV de Setembro:



Lo que restó de tarde fue un poco estresante y rollo. Cuando volvimos al hotel nos pusimos en contacto con el seguro que teníamos contratado para el viaje. Diego dijo que me tenía que mirar la mano mordida un médico y que probablemente me mandarían ponerme la vacuna antirrábica...  Así que nada, nos tocó hacer varias llamadas a España y luego que nos llamaran los del seguro... el comienzo de la súper factura de móvil que nos llegó después a la vuelta del viaje...

Nuestro seguro nos buscó una consulta en un una clínica privada cerca del hotel, en la Rua Siqueira Campos. A pesar de estar cerca, todo el tema nos llevó tiempo porque me atendieron súper tarde... El médico que me vió hablaba muy bien inglés y me pude enterar perfectamente de lo que me mandó y el tratamiento, que fueron unas pastillas y una pomada antibiótica para la herida de la mano... y como era de esperar, también me prescribió la vacuna antirrábica... y aquí empezarían los problemas, porque en esta clínica no disponían de esa vacuna, nos dijeron que tendríamos que ir al día siguiente al centro de salud público situado en esa misma calle al día siguiente por la mañana...

Me dieron también un informe médico para presentar en la farmacia, porque sino, no te venden los medicamentos. Todo lo compraríamos al día siguiente porque era súper tarde y las farmacias estaban cerradas.

Más no podíamos hacer... a la vuelta cenamos una hamburguesa en un sitio de camino a casa con un camarero majísimo, que cada vez que le decías "quito obligada" te contestaba "naaaaaaada"



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(C) 2019 Cristina Díaz del Campo 

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