DÍA 1: CORCOVADO, CENA EN JAPONÉS "AMADAI" & CAIPIRINHA EN COPACABANA

Nuestro primer día en Rio amaneció espectacular, súper soleado y súper veraniego (austral!) Así que. sin dudarlo, visitaríamos el Cristo Redentor. Desayunamos en el hotel, con el famoso pão de queijo y nos preparamos para ir a visitar el Cristo Redentor. 

Al igual que en Ciudad del Cabo hay que aprovechar los días soleados para sacar partido a Table Mountain, en Rio hay que hacer lo propio con el Cristo Redentor, para así sacar jugo a la visita al 100% y disfrutar de las vistas de la ciudad desde el monumento.

Existe un tren que sale de la estación de la Rua Cosme Velho. Para llegar hasta allí, tomamos un autobús desde la avenida de Nossa Senhora de Copacabana... nuestra primera experiencia en un bus en Rio... INOLVIDABLE!! El tráfico en Rio circula a mucha velocidad, y los autobuses igual. Para subirte a un autobús tienes que estar pendiente de los que pasan y alzar el brazo para que pare... y apartarte corriendo de la carretera si no quieres morir atropellado. Frenan que se oyen las pastillas  chirriar a muerte!! Cuando subes está el conductor y detrás a un lado, el taquillero. Me pareció muy buena idea, así el conductor está pendiente de la calle. Pues bien, cuando coges el bus, lo mejor es sentarte cuanto antes... porque empieza el rally. Al principio me daba hasta miedo, con las curvas parecía que ibas a volcar!! Y unos frenazos en las paradas... impresionante. Recuerdo que un día vimos a un tío con medio cuerpo fuera de una ventanilla y su vómito derramado por la chapa del bus... no me extraña!!! Sobrevivir a los autobuses de Rio es toda una proeza.

Cuando llegamos a la parada de tren, nos llevamos un buen chasco, porque el servicio no es continuo  y teníamos que esperar una barbaridad... Así que la solución fue coger una Van compartida, que la verdad es que fue una buena opción, ya que el tren cremallera tenemos entendido que no tiene vistas especialmente bonitas y la Van realizó una parada en el mirador de Santa Teresa (que el tren no realiza) a medio camino del Redentor, cuyas vistas nos dejaron con la boca abierta. El precio de la Van con la entrada fue de 68 reais, mismo precio que costaba el tren (precio de 2015)




Hicimos una parada de un rato, para hacer estas fotos espectaculares y continuamos el ascenso hasta el Corcovado. En total el monte tiene una altura de 704 y justo en la cima es donde está la imponente escultura, de 30 metros. 





Cuando llegamos, realizamos el ascenso hasta la base del Cristo por su parte trasera.




Desde aquí pudimos fotografiar la Lagõa de Rodrigo Freitas e Ipanema, el Hipódromo y escondida tras el morro, la playa de Copacabana. Después, ver al Cristo por delante fue espectacular, con las nubecillas que había en el cielo!!



Hicimos las fotos típicas desde todos los ángulos, visualizamos Maracaná 



Y bajamos a la parte de la base, donde se sitúa la capilla de Nossa Senhora da Aparecida. 


Para bajar de nuevo a Rio nos tocó esperar muchísimo, pues había una cola importante de gente esperando a coger una Van (que no paraban de subir y bajar continuamente. En el trayecto de bajada no hacen parada en el mirador de nuevo, sino que descienden directamente a la zona donde se coge el tren cremallera. Para amenizar nuestra espera y mitigar el calor, nos tomamos un polo de fruta tropical que estaba buenísimo!!

Volvimos a coger de nuevo un autobús-rally y nos dirigimos de vuelta a nuestra zona, Copacabana. Por todas partes de la ciudad se veían los carteles que anunciaban el Reveillon, como en estos túneles que conectan Botafogo con Leme:


Y por supuesto en la propia playa de Copa, aquí veis uno de los escenarios que estaban preparando:


Y Diego mimetizándose con el ambiente, aquí paseando por la famosa orla de Copacabana:


Este día comimos en una "Lanchonette" que es una opción súper buena para almorzar. Son locales, con mostrador y mesas y sillas fuera, con una carta de platos sencillos y todos los zumos tropicales que uno se puede imaginar. Nosotros almorzamos en varias ocasiones en Nectar, que dispone de distintos locales por la ciudad.


Aunque en esta ocasión, en lugar de tomar zumo, nos decantamos por unas Antártica bien fresquitas, una cerveza suavecita, sin excesiva graduación de alcohol.

Por la tarde nos fuimos un rato a la playa, que la teníamos a pie de hotel, prácticamente. De nuestras tardes de playa no tengo fotos. En nuestro hotel nos dejaban sombrilla y toallas... ventajas: no te tienes que preocupar de llevarte nada tuyo... desventaja: llevas el cartel "gringo" (que es como llaman a los turistas) pegado en la frente... así que, como nos tomamos muy en serio lo del tema de la seguridad y evitarnos problemas, bajábamos a la playa con lo justo. También hay que decir que los brasileños no usan toalla en la playa, las chicas usan sus pareos ("Cangas") para tumbarse en la arena, que es finita y blanquita y no se te queda pegada a la piel como en España... es muy gustoso bañarse en la playa en Rio!!! Pero hay que tener cuidado con las olas, son muy traicioneras. No recuerdo bien si fue en esta ocasión que bajamos a la playa o fue otro día... el caso es que me metí en el océano, y estaba ahí tan pichi, cuando de repente llegó una ola gigante, que lo único que pude hacer fue coger mucho aire y sumergirme para intentar que me pasara por encima..... no os imagináis la fuerza que llevaba la p... ola!! Me arrastró y golpeó contra la arena, yo creía que me quedaba sin aire, fue un poco angustioso e incluso me hice un raspón en la cadera. Lo "mejor" de todo fue el brasileirinho que se estaba partiendo el culo de mi cuando asomé la cabeza del agua... Me salí del agua y parecía que venía de una batalla, hasta Diego me preguntó que qué demonios me había pasado!! Desde ese momento, mis entradas y salidas en el agua fueron rápidas y sin confiarme. Tanto en Ipanema como en Copacabana hay que tener ojo con el baño, pues las olas suelen romper con fuerza cerca de la orilla.

A la hora de cenar buscamos un japonés. Nuestro vecino de aquella época nos dijo que el sushi en Rio es espectacular y nos picaba la curiosidad muchísimo. ¿Sushi bueno en Brasil? Tiene su explicación, que nosotros hemos averiguado tras empezar a estudiar portugués. Resulta que cuando se abolió la esclavitud, las fronteras de Brasil se abrieron para que pudiera llegar mano de obra del exterior para trabajar en las fazendas. Y aquí es donde aparecen los japoneses, puesto que una gran cantidad de valientes nipones, sin tener ni idea del idioma y con un afán trabajador, emigraron a Brasil donde se quedaron y formaron una importante colonia. Por eso tienen sushi tan rico!!! que mezclado con toque tropicales da un resultado espectacular!!! Nosotros pudimos comprobarlo en la cena de este día en el restaurante Amadai con buen precio y muy rico. Aunque no se vea muy bien, este sashimi crujiente de atún estaba de chupar el plato


Para finalizar nuestro primer día completo en Rio, fuimos a dar una vuelta por la playa de Copa y nos tomamos una caipirinha mientras escuchábamos samba y veíamos esta preciosa luna llena!



SIGUE NUESTRAS AVENTURAS EN EL SIGUIENTE POST DE RIO DE JANEIRO:


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(C) 2019 Cristina Díaz del Campo 

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