LLEGADA A RIO


Antes de empezar a relatar nuestro primer día por Rio, me gustaría recordar un poco la llegada.


El vuelo no me pareció pesado, sí aburrido porque el avión era del Pleistoceno y el "programa de entretenimiento" se limitaba a pantallas que salían del techo en ciertos puntos de la aeronave... me pareció bastante lamentable (sobre todo teniendo en cuenta el precio del vuelo), pero aproveché para leer, ya que no tuve nada de sueño.

El aterrizaje fue súper emocionante para mí, sobrevolamos Rio y vimos desde la ventanilla Botafogo, Pão de Açucar, Corcovado... Por fin cumplía mi sueño de "cruzar el charco"!! De hecho hasta me emocioné! (Y Diego me miraba con cara de... joderrrr) Cuando tomamos suelo brasileño, el piloto del avión dijo que nos iban a recibir los bomberos haciendo un pasaje de agua con las mangueras...pero yo creo que se quedó con nosotros porque ni recibimiento ni na de na. 

Pasamos el control de pasaportes (que después de llevar todos los documentos preparados no nos pidieron ninguno!!) y recogimos maletas salimos a buscar el transfer que habíamos contratado con Expedia... pero allí no apareció nadie. Hubo una chica que se ofreció a ayudarnos, llamando al teléfono que teníamos, pero nada, no cogían el teléfono. Esa misma chica, María, se ofreció a acercarnos a Copacabana en su coche, ya que ella había venido a buscar a una amiga al aeropuerto y Copacabana estaba de paso en su camino... le agradecimos el gesto, pero preferimos reservar un taxi en la terminal (tal y como os explico en el post de preparativos) y me dejó su tarjeta con su teléfono por si en algún momento necesitábamos ayuda que la llamáramos... me dejó contrariada! Por un lado me invadió la desconfianza, pero por otro lado pensé... qué chica más maja! Y es que los brasileños son así, lo iríamos descubriendo durante nuestra estancia, en la que se cruzaron personas amables y dispuestas a ayudar de una manera que no hacemos aquí en España. Hoy sigo manteniendo contacto con María, ya que a la vuelta de España le quise agradecer su gesto y comenzamos amistad por email y WhatsApp!

El camino en taxi hacia el hotel lo recuerdo perfectamente. Ya era de noche y en las colinas o morros (como ellos las llaman) se podían ver las lucecitas de las casas de las favelas... parecían un árbol de Navidad. 

En el hotel estuvimos durmiendo en la planta más alta. Se veía incluso un poco el Océano Atlántico, a pasear de que no estábamos en primera línea de playa. Nos cambiamos (qué gozada volver a las prendas de verano, aunque sólo fuera por unos días) y nos bajamos a buscar algún sitio para cenar, que no estuviera lejos del hotel. Encontramos un bar que se llamaba "Estilo Bar" que se encontraba en la misma calle, Rua Sa Ferreira, cruzando la Avenida de Nossa Senhora de Copacabana, que discurre paralela a Avenida Atlântica. En Rio es increíble el cambio de ambiente que hay con sólo cruzar una avenida (bueno que allí las avenidas son avenidas de verdad, con 4 carriles para cada sentido por los que circulan autobuses, taxis y demás vehículos a toda velocidad, cruzar es toda una aventura!) Pues bien, entramos en este bar, que por cierto, abre 24 horas, y nos sentamos dentro en una mesa, entusiasmados con nuestra llegada a Rio. Nos tomamos nuestras primeras cervejas geladas (que eran botellas como de 700 ml que te traían metidas en los mismos accesorios que se utilizan para conservar el vino frío). Ese día cenamos pizza (que tardaron la vida en servirnos, pero sin problemas, acabábamos de llegar y no había prisa ninguna) 

Fuente: www.zomato.com
Fuente: www.zomato.com

Recuerdo que justo en frente del Estilo Bar había una favela, cuyo acceso era por una calle cuesta arriba que partía de Rua Sa Ferreira, justo en frente del Estilo Bar. En cierto momento llegó u  grupo de la Policía Militar, que venían a cenar y se sentaron en una mesa cercana. La primera vez que ves a una patrulla de estas, impone, van con su ropa militar, chaleco antibalas, fusiles... luego ya les ves más veces y te acostumbras pero en ese primer momento fue como... ostras!! dentro había gente de lo más variopinto, todos felices y compartiendo sus cervejas!

Cuando por fin nos trajeron la cena, me llamó muchísimo la atención la manera de servir del camarero, usando el tenedor y cuchara como pinzas... no es que no lo hubiera visto antes, pero mechoso que usara ese método para servirnos las porciones de pizza en vez de dejarla en la mesa (como habrían hecho en España). Nos supo a gloria esa primera cena y el primer contacto con la ciudad!!

Nos acostamos con el Cristo Redentor en mente, si al día siguiente amanecía despejado, sería nuestra primera visita, sin duda!!


SIGUE NUESTRAS AVENTURAS EN EL SIGUIENTE POST DE RIO DE JANEIRO:


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(C) 2018 Cristina Díaz del Campo 

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